10.5.20

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cuántas personas caben en las más singulares personas, las hay que nos contienen a tantas en ellas que por sí mismas nos desbordan.

A P. Su flash, en memoria

7.5.20

"Hay que asumir que el conflicto ya nos ha elegido"

"[...] Las crisis no son una oportunidad. Son un proceso cíclico donde el capital presiona para poder reorganizar el mundo –la tierra, el trabajo, el dinero– y seguir extrayendo beneficio. Sin una fuerza social organizada, transversal y contraria a esas dinámicas del beneficio incesante, toda medida sectorial es insuficiente. No hay que elegir a qué sector te sientes más cercano. Hay que asumir que el conflicto ya nos ha elegido.

La precariedad estructural del trabajo solo puede ser combatida por una unión decidida de quienes trabajamos para poder vivir. Sindicatos laborales, sindicatos de inquilinas, asociaciones de profesionales culturales, coworkings molones formados por currantes rasos de la cultura, inmigrantes sin papeles obligados a trabajar en lo que a nadie le gusta. Nos queda todo por hacer si queremos golpear con una fuerza que multiplique por mil nuestro propio peso. Hay que sindicar luchas transversales, aparcar de forma estratégica las demandas puramente sectoriales, poner en el centro lo que nos impide vivir, crear o producir en el ámbito cultural, unas condiciones de vida dignas.

En la tierra de las rentas inmobiliarias y la precariedad estructural, una huelga de alquileres debe vincularse a huelgas en la Zona Franca, a los Riders x Derechos, a las luchas de las Kellys, a las instituciones de la economía solidaria, a la defensa de espacios para la creación cultural y la convivencia comunitaria. Nos toca inventar una organización política transversal que nos vincule en una misma lucha. Aprovechar el poder estructural de algunos trabajadores del circuito de producción que pueden paralizar los polos logísticos. Aprovechar el poder simbólico de quienes trabajan en los circuitos de consumo y que pueden integrar y difundir una lucha interclasista, descentralizada y transversal. Impagos en el consumo, boicots en la producción, creación de poder propio.

El neoliberalismo está muerto. No estamos en una crisis, entramos en una nueva era. Los nuevos bloques capitalistas están en una batalla a muerte contra los que van quedando obsoletos. Sin poder propio acumulado, sin capacidad de negociación, con listas de medidas sectoriales a la espera de su aceptación, lo que venga promete ser el mismo infierno al cuadrado. Nos toca imaginar y organizar un nuevo sindicalismo de gente trabajadora para conquistar nuevos mecanismos de redistribución y derechos hasta ahora impensables. Sin afrontar el conflicto que nos ahoga, ni habrá futuro ni vidas dignas."

Marta Domènech i Rubén Martínez, "Cuando el conflicto nos elige": https://nativa.cat/2020/05/cuando-el-conflicto-nos-elige/


4.5.20

X UNA RENTA BÁSICA UNIVERSAL E INCONDICIIONAL XA TODXS

firmo y suscribo totalmento
el Manifiesto publicado hoy en Nativa.cat

Gent que treballa en cultura, per una renda bàsica universal i incondicional

Gente que trabaja en cultura, por una renta básica universal y incondicional

"Defendemos una renta básica universal, eso sí, que no puede servir de excusa por el desmantelamiento de aquellos recursos comunes estatales que ayudan a sostener la vida. Queremos una renta básica que simplifique cosas, sí, pero ni esta ni ninguna otra medida son la poción mágica que por sí sola modifica el sistema. Queremos una renta básica que, en un mundo desigual como el nuestro, deben pagar los ricos, y que debe ser paralela, por ejemplo, a una regulación de la vivienda que lo haga accesible y deje de justificarlo como bien de inversión.

Decimos que la renta básica universal sería la mejor política cultural, porque somos conscientes de que la cultura no se construye ni se sostiene, sólo, desde el trabajo de las personas que se dedican a ella, sino que depende en todos sus aspectos de un espectro social que incluye los que habitualmente llamamos público. ¿De qué nos serviría un sistema cultural que sólo estuviera al servicio de aquellos que tienen el tiempo, los recursos y la tranquilidad para “consumir cultura”? No tenemos más remedio que entendernos interdependientes y preocuparnos por las condiciones de vida de todo el mundo. Si la vida social no está garantizada, la cultura no es viable o acaba siendo un recurso insolidario y elitista.

Apostamos por la renta básica universal, también, porque no queremos soportar más un sistema que sólo nos pide producir -infatigablemente, infructuosamente y sin parar- contenidos culturales, año tras año, proyecto tras proyecto, en una dinámica en la que nada se aprovecha, nada es profundo, y en la que la cultura está en perfecta sintonía con tantas otras dinámicas de sobreproducción del sistema capitalista. Necesitamos la renta básica para poder parar la rueda, y promover otra cultura compatible con un mundo habitable y sostenible para todos.
[...]"



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hace unas semanas escribí una carta a la responsable última de la cancelación de una performance que iba a hacer a finales de mayo, que no quiso ni repensar formato ni posponer a otro momento ni por supuesto contactar conmigo para siquiera renegociar los honorarios. A la carta me respondió  un escuetamente otro funcionario, proponiéndome reclamar mediante un procedimiento jurídicio que (según he consultado) tengo las de perder porque ni siquiera me habían hecho contrato. Copio un  fragmento de la misma, sin nombres: 


"Quería preguntarle por algunas cuestiones que quizá no se hayan detenido a valorar al tomar la decisión de cancelar y no posponer el festival.

La primera y principal es por las condiciones laborales y económicas de las artistas invitadas (y personal técnico y organizadores en caso de que se encuentren en la misma situación): ¿se han planteado en algún momento pagar los honorarios acordados por la participación en el festival? Y si no lo han hecho [...] le pregunto lo siguiente con total honestidad: 

cuando el año que viene, o el siguiente, o el siguiente, sus espacios culturales quieran volver a programar actuaciones de teatro, cuentacuentos, talleres de poesía, clases de baile, o, como en este caso, performances, y nos vuelvan a invitar a las artistas a inventar y compartir esos contenidos con la gente del municipio, ¿de qué habremos vivido hasta entonces? ¿cómo habremos sorteado la misma crisis que ahora mismo a usted también la tiene en casa confinada? ¿Usted podría seguir ejerciendo [su cargo] sin cobrar ingresos hasta 2021 o 2022? (es más, incluso, ¿podría usted vivir con el sueldo pospuesto?).

La ventaja que ofrecemos las trabajadoras autónomas y temporales es que somos prescindibles en el momento que no conviene a los empleadores; y que somos y seremos fácilmente reemplazables dentro de uno, dos, tres, cuatro años por nuevas precarias que hagan los mismos trabajos de freelance por la misma remuneración, o incluso menor, en las mismas condiciones de plena inseguridad laboral y vital: yo misma estoy probablemente ocupando el puesto de las que se llevó la crisis de 2008, la falta de infraestructura de producción, salas de ensayo, honorarios dignos, una mínima regulación. Porque necesito comer y pagar el cuarto en el que vivo no siento diferente el valor de mi trabajo (en este caso artístico) del de ninguna compañera precaria de ningún otro sector y por lo mismo sé que, a falta de transformaciones más profundas de la economía, la única solución para todas nosotras sería una renta básica universal digna (y no la escasísima prestación extraordinaria a la que puedo optar estos meses del estado de alarma), la regulación de alquileres y el acceso a unos servicios públicos de calidad; pero porque llevo ya un montón de años trabajando como autónoma para numerosas instituciones culturales públicas de la península, sé que sin las becarias, las artistas jóvenes, las talleristas, las mediadoras, y demás personas sub o infracontratadas, esas mismas instituciones carecen de una buena cantidad de sus contenidos y no pueden, por lo tanto, ofrecer su servicio a la ciudadanía; o dicho de un modo más directo: si un hospital se queda sin sus celadoras o sus enfermeras no funciona. Entiendo mucho que en este momento de desconcierto tengan que priorizar otros aspectos de la crisis verdaderamente más urgentes que los festivales de arte (por ejemplo, la alimentación de sectores vulnerables de la población); mi pregunta es si han considerado a las precarias que llevan sosteniendo ese mismo festival y otros eventos culturales durante años, primero, como personas que necesitan comer y pagar el cuarto; segundo, como trabajadoras con las que han adquirido un compromiso siquiera tan mínimo como los honorarios puntuales por una actuación en el mes de mayo o, de haberse pospuesto el festival, en el mes de octubre. 
[...]
No hay modo de que su cancelación no me incumba, no hay modo de que deshaciéndose del festival no estén colaborando a destruir mi trabajo previo (pues ya estaba preparando la pieza que iba a mostrar) y degradar mi trabajo futuro. 
[...]"