24.4.21

no por "ser" mujeres sino por ser el feminismo un nuevo paradigma está cambiando la literatura

Ceci Vicu =

x el arte filósofa de nuestra época

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"My friend José Pérez de Arce, who has written so much about dissonance, and about this sonido rajado of the Bailes Chinos of Chile, told me that in Rancagua—just south of Santiago—this past November there was a big gathering of indigenous sages. He spoke to one sage there from Paraguay who told him of the atrocities that his peoples are suffering there. Simply the most brutal form of persecution of contemporary culture: it’s not just a desire to take hold of their lands, of their water, of their forests. It’s something beyond that. It’s a desire to limit the human imagination. Because the ancient peoples have held on to an ability to communicate with different dimensions through rituals, which allow people to enter into a reciprocal exchange with other species, with the dead, with the people of the future. They know how to do that, they have been doing it for thousands and thousands of years. So to destroy these cultures is to destroy a human possibility, a potentiality for the future. Hope, as I understand it, is to carry forth the future and what needs to be done now and that the artists of the world have to create collective rituals where all kinds of people can participate, because everyone has to become a messenger of the civilization of the future. If we don’t do that, there will be no civilization in the future, no human language. Look at what just happened in Paris yesterday: 3.7 million people marched for peace. This had never happened. The possibility is there to mobilize for what these indigenous sages call “resisting through beauty, resisting with beauty and in beauty, because beauty will bring back beauty.”

"And this is what life wants: life wants to delight in life. And so we have to incarnate that which is most delightful to us. But not delightful on the surface, something deeper than that. It’s a vibration, it’s the remnants of the spirit. There is something that makes you be you that nobody else can incarnate. And it’s your mission to listen to that because when you do, you become a delightful life itself. It’s not just your delight. The birds, the animals, everybody will sense it. I know when I am in that state because when I go for a walk, animals will come to me and suddenly I’m being licked by little dogs. They come to me [mocking dog sounds]. “What are they licking?” They’re drinking from the fountain of delight. It is the delight I am in. And they look at me, and I look at them, and there is a spark of recognition: “Yes, we licked that!” It’s possible to have relationships like that, and to feel not just comfort, but the gift of it being something that is given to all of us. And it’s always available. So our being, our death, our short time in this life is really about that. That is why I think this Llamado is a call for beauty, because that beauty is the delight of life that wants to create more delight, more beauty, life itself."

Cecilia Vicuña with Camila Marambio: https://miamirail.org/visual-arts/cecilia-vicuna-with-camila-marambio/

 

Fernanda Laguna =   

x la poesía

la artista de la época

"Para mí la literatura tiene más que ver con el taller en Fiorito por ejemplo. Eso es lo más literario. Y la parte artística es más como ‒no sé‒ paja con pincel. Es muy diferente. No lo pienso; es algo mecánico. Trato de que sea fácil, que no se complique. En cambio con la poesía estoy sufriendo siempre. Y eso es lo loco: yo relaciono la imagen del poeta con la del emperador o la de la reina. La reina cuando está sin su traje, está en la habitación sin maquillaje, va al baño, hace caca, se limpia, sale; viene el hijo y le dice “salí de acá”, etc. Pero cuando debe ocupar el lugar de reina tiene un traje y una investidura. Y todos sus movimientos cambian, pasan a ser otro tipo de movimientos. Antes sin traje hacía así [levanta un brazo] y llama el colectivo. Pero después hace lo mismo con el traje de reina y enviste a un soldado o a una soldada. Se convierte en otra persona. Y cuando uno escribe pasa lo mismo: uno posee otro tipo de movimientos. La tristeza en el mundo real es algo que te hace sufrir, es un abismo. Pero la tristeza cuando está en manos del poeta o de la reina pasa a ser algo dulce o bello. Y entonces las sensaciones que podemos tener frente al mismo estado de tristeza se vuelven otra cosa con la poesía. Yo a eso lo llamo  la “realidad cis” ‒la tristeza con el dolor tal cual se percibe‒ y la “realidad trans” es la realidad del poeta, transmutada, donde la tristeza se puede volver algo bellísimo y puede hacer sentir una sensación totalmente diferente. Y así con todo: podés tener un corte de luz en tu casa y si escribís se puede convertir en estrellas o en un montón de cosas más. Esa es la “realidad trans”, transmutada. Estas cosas del arte las uso en Fiorito para solucionar los problemas que mencionaba antes: vemos qué es lo que en cada caso te traba ‒la cosa utilitaria‒ ya sea porque no tenés plata o por otro tema y tratamos de solucionarlo de una manera más delirante. 

Uno se monta en otra realidad cuando escribe, en una realidad más del modo ser que del modo hacer. Se puede tener un termo para calentar y servir mate, pero un termo en la poesía puede ser un cohete o cualquier cosa. Vos en el mundo de la poesía agarrás el objeto y le podés sacar sus cualidades funcionales, las llenas con otras cosas: el sol puede ser un hecho científico o ser una margarita o una manta. Algo puede transformarse en cualquier cosa. Mientras que en la realidad física, donde las cosas son vistas según para qué sirven, todo es más limitado."

"Tengo un poema que es bastante crítico sobre la literatura de los noventa. Porque creo  que fue una literatura bastante dura con las mujeres; hay que buscarlas con lupa para ver dónde están. En un punto es eso: si nosotras no hubiéramos hecho la editorial Belleza y Felicidad y no hubiéramos puesto andar esa otra literatura por ese lado, hubiéramos desaparecido de la escena. Porque la escena era –y no lo juzgo-  absolutamente de varones. Y obviamente, a los varones les interesan cosas de varones. No les interesaba, no les parecía bueno lo que escribían las mujeres. Yo tuve mucho contacto con poetas varones, pero no les interesaba la poesía hecha por las mujeres. Cuando hablo de varones no hablo de todos los varones sino de ciertos lugares de poder. No es una cuestión de hombres contra mujeres. No me interesa en sí la poesía de las mujeres; yo cuando digo “terminaron los 90” pienso en un gesto hecho más que nada para completar. Sí me parece importante el ingreso de otras literaturas que estaban silenciadas."

“Contra el mito de la inspiración”, entrevista a Fernanda Laguna por Martín Baigorria y Joaquín Díaz. 

12.4.21

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1.4.21

en San Sebastián en un cuarto en un hotel de cuatro estrellas muy de mañana. En el Museo Oteiza de Pamplona a solas  contra la ventana que da al fresno, justo antes de hacer Salitre, cada cambio de rayo de sol. En Navarrería. De noche en el estudio 2. En julio en los tres grados de calor menos de la dehesa leyendo poesía, en los tres más grados de calor de la extinción escribiendo rekord. En el dolor y el miedo y el pánico y la pena y la incertidumbre, y afuera de todo eso. En un sueño en el que digo la palabra "casa" para que pase lo que "casa" significa y es también sexual. De vuelta en el cuarto pequeño. En el baile y en la conversación continua con lxs amigxs de siempre con quienes cada vez, y sorprendentemente, puede una hacerse más amiga. En la tesis de Erea, la mejor. En el primer paseo tras el confinamiento. En la playa amplia de Tarifa, en la alberca de Córdoba y la azotea de Nerja. En San Sebastián en un cuarto en un hotel de cuatro estrellas que de pronto es casa muy de noche. Running up that hill. En la plaza de Hernani, muy a gusto. A oscuras en un lugar oscuro y a claras en uno claro. Con Fran, a deshoras, de nuevo con ganas. En pijama en el patio de Zé dos Bois bajo la lluvia. En el claro más nítido y bello del mundo, sorprendida ante él. En Aifareira, castañas marrones, rojas, granates, podridas y brillantes sobre una inclinación extrema por la que baja la luz. Con mi hermana. En la franqueza de corazón. En volver a hacer performance, tras año y medio, y acordarse de la vibración. En Conde Duque, el Frag. 2. En Las mil y una en el cine en San Sebastián, una chica con coleta que mira hacia donde bota la pelota y recorre calles y no puede expresar sus cosas directamente, y deja notas y quiere eso, aunque cueste. En el deseo y la libertad, aunque cuesten. En el arte de lxs que van a por todas y no especulan. Una versión  feminista de Sé un héroe, sé marginal de Oiticica. En San Vicente Raspeig en la piscina de una residencia vacía. En un piso décimo de un hotel de aún más estrellas, desde su azotea, Madrid, se ve como lo que es, la Mancha, y nuestra gran pasión por eso que es posible sin serlo: el gran error. Con Paula. En un album de fotos perdido, soy tan joven y tan bello que no tengo pasado. En el eterno retorno al ojo del huracán del torbellino, si es que eso existe. En marzo el mar es frío porque viene del invierno, en septiembre el mar es cálido porque viene del verano. En el parque Cristina Enea. En el boxeo. En la vida, más vida, mucha más, toda. Hasta los 105, uno más que Nicanor.