> "El “momento” remite tanto a “instante” como a “proceso” y, en este sentido, el libro traza una genealogía afinada —que se remonta a fines del xix y las primeras vanguardias—, de las disonancias poéticas que tuvieron lugar en estas dos décadas, en una España todavía en dictadura y en transición hacia una primerísima democracia. Lo “analírico” merece atención aparte, es la palabra que pone nombre a esas disonancias tanto desde la perspectiva de su escritura como de su lectura. Podría definirse como un modo de anamorfosis, donde an/a no es oposición lógica sino desplazamiento óptico, apertura del foco para un mirar otro y una alteración de lo simbólico: torcido lo llamará Zizek; oblicuo, Derrida. El libro a quien recuerda es a Guy Hocquenghem, para quien la homosexualidad no es lo contrario de la heterosexualidad sino precisamente su apertura, y es importante la mención al creador y activista LGTB, pues este es un libro que milita también contra el patriarcalismo de la lengua, contra su orientación masculinistay universalista. Aplicado a la poesía, lo analírico es un modo de leer/escribir orientado hacia el cuerpo de la lengua, es decir, hacia la materialidad sonora, gráfica y performática de que está conformado ese cuerpo —toda una “trigonometría poética”—, porque un poema no dice únicamente, un poema sobre todo hace algo al lenguaje, dando lugar a una resonancia, a una figura, a un gesto. Es ese hacer el que sin embargo tantas veces borra la omnipresencia del significado, que en la versión hegemónica de nuestra cultura se ha construido siempre de espaldas al cuerpo. La analírica promueve entonces, como sostiene el libro, un “devenir lenguaje de la poesía, devenir textual del sonido, devenir expandido del verso, devenir gráfico del ritmo, devenir polifónico y poblado del yo, devenir construcción de la expresión”, toda una declaración poética que podría funcionar como un despliegue de la ecuación de Werner Hamacher de su tesis 14 sobre la Filología: poesía = prima philologia. Las Facultades de Filología (de letras, se dice ahora) de este país están muy necesitadas de libros como este. El capítulo 1 muy en especial, “Lira y analira. Del cambio del sonido del siglo”, debiera figurar en los programas universitarios de primer curso. Otra sería entonces la historia".
Virginia Trueba Mira, reseña de El momento analírico. Una historia expandida de la poesía en España de 1964 a 1983, publicada en Pasavento, Revista de estudios hispánicos, Vol. XII, n.º 1 (invierno 2024); pp. 225-230.
> "El poema dice lo que hace (y viceversa). La linealidad narrativa se corta como respuesta a cada pregunta retórica. Se critica lo burgués, es decir, lo acomodaticio de un modo de dicción programado. ¿Cómo reflejar «la amplitud de la experiencia»? El poema renuncia a establecer una ficticia unidad. Las palabras se abandonan a los flashes de la memoria, a sus corrientes y meandros. La tarea poética no consiste en un afán de dominio, sino en permitir que hable lo latente".
Marcos Ávila, "Memoria y lenguaje en REKORD", reseña de REKORD publicada en la revista Nayagua nº 37 (junio 2024); pp. 231-237.
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