1.4.22

en un arcén y en una playa que nadie sabe. En angustia, en convulsión, en vómito. En el Panteón. En plenitud. De vuelta de mañana lavada por la lluvia a muchos grados, en el Abasto. Con Gabo. En el baile en una casa en una pausa hablamos de "el poema" que está por venir, por ser escrito, ese definitivo. Faaaa. En el medio de la laguna brava anochecida, el muro de sonido metálico de los insectos que no se ven parecería extraterrestre si no fuera porque parece más vivo y desplegado sobre la tierra que los exhumanos que la pueblan cada vez más virtualmente, sin tocarla o tocarse realmente, por primera vez de adulta la certeza de ser eso que una sea. En la playa de la perla, el Empedrado, el Paraná. En una feria por la noche. En el Tigre, en la isla y en la tierra. En un coche por Libertadores tarde, verano, suena. En la puerta del CCK al salir del ensayo general, en el ventanal del camerino a 9 plantas de altura. Con Fran. En la Brandon, arriba, denso, sucede. En el cansancio puro. En la euforia. En Canal. En la cocina en casa sola en el post del segundo día del Frag. 1, la sopa, la alegría. En los Barros, los ventanales que dan a la meseta. Con Elena. En Coslada. En Azala, los montes morados, a solas en el campo no siento la vergüenza que en todas otras partes siempre sí. En el miedo y el pánico, el delirio. En el medio del verano abrasador, en un parque a la vista de toda la ciudad. En la épica de esta concreta ciudad y vidas. En el reencuentro. En cualquier noche que se salga y salga muy bien. Siete en sesenta días, todas perfectas. En la cama todxs juntxs de mañana recontando la de anoche y otras noches. Con Kike. Con Lorenzo. Con Erea. Con Ale. Con Patricia. En la azotea, en 15M, de nuevo gente nueva. En un colchón en un after, hablando bajito. En la violencia. En la escapada. En Barcelona al llegar a una estación. En casa. Con mi hermana. En la dehesa de la villa en una inclinación en el sol frío. Pero si tú eres salvaje. En una fiesta en la Caracol, Dakiti. En una piscina en la ola de calor. En una ría al anocher y al amanecer. En un colchón en un suelo de tarima en un salón. En la espera en un banco en la plaza mayor en una ciudad pequeña, el momento en que aparece. En la más espera mucho antes, la certeza. En mayo en el primer baño en el mar. Con Pablo. En el desplome físico. En una película por afuera y por adentro. En las Mil. Yo quiero vivir como las aves que no pueden atraparse, ni alcanzarse. En una navaja en una carta. En el oro. En el deseo, oscuro pero nítido. En el amor claro, pero un misterio. En esta camisa. En el mejor del mundo.