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Pero la política no es el contenido político, es otra cosa.
Conducirse políticamente no es tomar partido por un partido político,
aunque es posible, por supuesto, pero hay otras mil formas de sugerir la
relación que tenemos con la sociedad y con la historia; y la estética
nunca está separada de la historia. Por lo tanto, incluso a la estética
más absoluta -por ejemplo Mallarmé, en poesía, o el pintor Barnett
Newman- nunca debemos separarla del mundo de la historia.
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Walter Benjamin escribió un libro en 1934, en un marco muy político,
por cierto, que fue la reunión de intelectuales frente al fascismo, en
París. Es un texto sublime que se llama El autor como productor. Ahí él
dice que la cuestión no es saber si le servimos a una ideología política
cuando hacemos arte. La cuestión es crear una imagen, por ejemplo, de
manera suficientemente libre como para que esa libertad sea, en sí
misma, un acto político. Entonces, el arte político no es el arte que
ilustra una política; es el arte que en su propia elección de libertad
constituye ya un acto político. Escribir un libro es un acto, no es
sobre un acto. ¿Es mi trabajo político o no? Por el simple hecho de que
exista de alguna forma, es político sin tener que decir qué partido
político él defiende.
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Podemos ser pesimistas porque -retomo su término- la ideología
dominante está ahí y domina. Podemos ser pesimistas desde ese punto de
vista, pero en el espacio de ese pesimismo hay mil cosas por hacer.
Organizar el pesimismo quiere decir darle una oportunidad al deseo de ir
más allá. El pesimismo nunca debe tener la última palabra. La ideología
dominante puede derrumbarse en cualquier momento, no sabemos lo que
puede ocurrir, y esa tensión permanente es necesaria. De todas formas,
la historia es un conflicto, la geografía es un conflicto, las imágenes
son un conflicto, todos esos son campos de batalla. A veces ganamos
algo, luego perdemos, más tarde volvemos a ganar, etc. Siempre es así.
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Sí, pero las disidencias y los proyectos paralelos son una forma de
levantamiento, por supuesto. Podemos levantarnos, pasar por encima, pero
también pasar por los costados. Esos son los proyectos paralelos de los
que usted habla, y para mí eso es algo muy importante. Es decir, hay
que crear posibilidades donde lo que usted llama ideología dominante no
tiene todo el poder. Hay que crear posibilidades, o sea, hay que
inventar. Es por eso que los artistas son interesantes, porque inventan
sin cesar. Hay que tener una invención ética, política, estética, de la
vida cotidiana. Eso: inventemos, inventemos más.
Entrevista a Georges Didi-Huberman por Santiago Rosero.