hoy, día de la primavera, sale publicada la reedición de mi libro 31 poemas en Rosario, Argentina, en Ediciones Danke. Escribí esta nota al final de la nueva impresión:
31
poemas. Rosario: Danke, 2016.
Enero
de 2016. Releo 31 poemas diez
años después de que algunos de ellos fueran escritos, seis años
después de que el libro fuera publicado en España por la editorial
Puerta del Mar.
“De mi cuerpo” me sigue pareciendo demasiado antiguo y demasiado
expuesto. Qué vergüenza, aunque la vergüenza sea precisamente el
tema de este texto.
“Poética
de la tecla insert” me sigue pareciendo la matriz semántica de
casi todo lo que quise explorar después, tanto en ready
(Arrebato, 2012) como en Hacía
un ruido. Frases para un film político (Contrabando,
2016), a saber: que los signos mudos luminosos que estaban haciendo
las periferias de algunas ciudades francesas por entonces señalaban
un tiempo por venir, muy opaco en lo político, muy abierto en lo
subjetivo, tal y como finalmente sucedió en 2011. A mí nunca me
pareció que aquellos disturbios fueran sólo señales de una clase o
de una raza, o sólo odio, o sólo fuego: me parecía que aquel fuego
era una forma de escritura bastante universal. La subjetividad de un
cuerpo nervioso, inseguro, frágil, en disposición de hacerse un
crecimiento a base de pérdidas era el otro eje semántico que en
este libro empezó y que continuaron los siguientes. Ese cuerpo que
los 31 describen ha
sido una poética del tipo de performance o de puesta en escena de la
palabra que desde entonces vine explorando.
31
poemas es un cuaderno de
ejercicios.
Todo se nota en ellos, tienen ese temblor. En el prólogo y la nota
de 2010 decía sospechar de los poemas cerrados. Cumplí y abrí las
formas de poema hacia
la serie, el campo, y el collage.
Ahora de nuevo querría escribir poemas, no sé si cerrados, seguro
que poblados por trozos de material tomado de otras partes. De oído,
de ojo, de otros poemas, de remake. Incrustaciones. Contradicciones.
Abalorios.
Además de al menos un error, este libro contiene algunos poemas que
escribí mientras estudiaba en Buenos Aires.
Me gusta publicar en uno de los pocos países donde aún existe (un
trozo d)el país de la Literatura.
En diez años habrá sido obvia o esperable la primera edición de un texto de María Salgado en nuestro país, pero hoy la publicación de 31 poemas (su segundo libro) a cargo de Ediciones Danke nos recuerda o refuta esa obviedad. Este poemario es una pequeña entrada a lo que podríamos llamar el universo Salgado; una puertita en apariencia marginal, sin luces de neón, porque las puertas que van al hueso –podemos leer en 31 poemas– no tienen dintel ni ornamentos: “Oh payador, el mundo se escribe en una transacción cerrada en un baldío”-- Gabriel Cortiñas
En diez años habrá sido obvia o esperable la primera edición de un texto de María Salgado en nuestro país, pero hoy la publicación de 31 poemas (su segundo libro) a cargo de Ediciones Danke nos recuerda o refuta esa obviedad. Este poemario es una pequeña entrada a lo que podríamos llamar el universo Salgado; una puertita en apariencia marginal, sin luces de neón, porque las puertas que van al hueso –podemos leer en 31 poemas– no tienen dintel ni ornamentos: “Oh payador, el mundo se escribe en una transacción cerrada en un baldío”-- Gabriel Cortiñas
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