vi cómo un máscara descubría la cara de marina abramovic - y a dafoe en una diagonal trazada por una pistola - y a la prima donna más bella vestido hasta los pies - vi al menos dos ángeles negros sobrevolar un mar de humo - vi imágenes así de asombrosas - pero igual preferí los textos crudos de recetas de performances (de cuando las performances de marina eran un arte escueto y a la vez carnal), el modo spoken word de emitir trozos de texto de una vida y la conversación entre dientes entre amantes que ya no se aman más (abramovic y ulay)
después vi una motocicleta propulsada por un sinte - una veloz motocicleta de mi corazón - donde iba montado un niño de verdad nervioso que se llama Daniel Johnston - Daniel Johnston es un genio de la rima, hace de la rima un arte mayor de menor - Daniel Johnston no tiene ni una sola canción mala - ninguna pesa kgs, todas pesan oro - oro de apartes, partes de oro que no hacen dinero, sino brillo y peso que es lo que nos importa - vi a Daniel Johnston cantar como un sinte analógico de sí, como sí mismo, una tras otra sin necesitar aplausos - letras de amor que acaban siempre igual
volví a casa tarde todas las noches, cada noche habían recortado un sistema de salud, un sistema de investigación o de dignidad activa. Tampoco mis sistemas iban mejor. Todo era así de bello y complicado. Era un tiempo que se resquebrajaba en el aire, y todo el mundo lo sabía; pero las grietas del tiempo por las que se despliega la tormenta aún no se veían. Ver no estaba lejos del no ver. En eso consistía tener forma.
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