26.1.11

primera vez dada


  una entrada sin puerta, un cuarto 
abierto a media sombra. Sabía que esa vez sería la vez, después vendrían otras veces, pero ya no la una, la primera. Era la primera. Entró mirando la pared sin nada. Giró 90 grados. Entre la oscuridad, al fondo, asomaban dos ojitos de luz - se dijo: "agujeritos". Resultaba inquietante que fueran esos huecos quienes miraran a quien quería mirar. Cinco pasos; llega a la puerta del cuarto oscuro, una puerta segoviana antigua que hace de cara de los ojos y de bloqueo del contacto, que balancea el deseo de tocar, de ver, de saber más. Contiene la respiración,  la memoria,  la lectura, el prejuicio, la expectativa. Antes ha visto, por fin, los moldes eróticos, y el Vidrio... pero esto es distinto. Es una vez - una vez solo y por una vez la vez única no inflige dolor o culpa o miedo. No cabe el error. Se asoma y Mira. Saluda a la mujer sin cabeza. Encantada. ¡Qué color! ¡Qué diorama!

diorama de nieve a media sombra

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