hay un tamaño y una mesura de las cosas
hay una paz de las cosas y hay una comprensión de las cosas
hay números discretos, matemáticas exactas y balances
de cuentas
después está el problema de la inmadurez, la desmesura, el destamaño, la inquietud, la malcomprensión, el dolor inexacto de las cosas y un número incontable, continuo, desproporcionado
de veces
que la melancolía hace gasto de (mi) de (ti) de (cualquiera)
yo me pregunto cuántas
16.6.08
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2 comentarios:
Una vez el gato negro de Alice Vannoy se me apareció en sueños. Me dijo:
- Para saber cuánto ocupas has de saber cuánto mides y cuánto pesas.
La melancolía, creo, se mide con el lacrimorum, esa probeta romana que uno se mete debajo del ojo. Y aún así, no es un método demasiado fiable. Porque hay quien llora por la boca o directamente no llora...
Tengo ganas inmensas de tenerte por aquí, de invitarte a comer gazpacho casero y mirar el verano desde el terrado.
sí, al agua es un buen medidor, pero en su dimensión incontable, imposible de medir. No podemos medir, me parece, sólo aproximarnos.
Yo también, no sabes, tengo muchísimas ganas de viajar a tu terrado, maga h, a ver pasar el fresco del besós.
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