[...] Hechizo, del latín facticius, no natural, fingido, artificioso. Semejante al hecho, semejante al acto, el hechizo es poco natural (como los escritores demasiado buenos). Es semejante a artificial (como los escritores demasiado buenos): aunque artificiosos, los escritores demasiado buenos tienen el poder de hacer que sus invenciones broten de la naturaleza.
El hechizo es «fingido» como la ficción. La escritura es el receptáculo. ¿O es al revés? ¿la ficción es el receptáculo? Quien recibe a quién quizá sea el misterio. Pero ahí están las dos como brotadas de un mismo fondo: la capacidad humana de escribir y la capacidad humana de inventar. Como si en la escritura ya hubiese, de por sí, algo de ficticio. Y, demos un paso atrás, de hechicero.
Inventar es mejor que respirar aire puro, que comer comida sana, que bailar música fea, inventar es mejor que mejorar. En el acto de inventar se suspende la estúpida necesidad humana de afirmar. Se puede decir que algo no es como es. La ficción es la otra cara de la afirmación [...]
Marina Closs, "Aparición de la hembrúscula. Sobre Yo era una chica moderna de César Aira", Cuadernos Hispanoamericanos, 1 mayo 2023.
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