14.6.18

sí, claro que sí que me siento como kim k

la lengua de yung beef aquí sonando sucio hace rebrillante lo que dice, que es nada menos que una respuesta a --como escribía pound-- "los pervertidos, los pervertidores del dinero que han antepuesto la perdición del dinero al deseo de los placeres sensuales". Los artistas del dinero: no porque lo tengan o lo dejen de tener, sino porque su obra está hecha en esa lengua, forma, manera. A un ritmo veloz virtuoso con toda la fuerza del cuerpo puesta en esas frases a-veces-semi-ilegibles concretas responde no sólo a cuestiones concretas que le lanza un tipo concreto sino a una época concreta, la nuestra, la del neoliberalismo total adentro del cual es falso que se pueda elegir si acaso (y a la mayor de las suertes) en un rango bastante pequeño de cantidades de explotación. Pienso que llevábamos tanto tiempo sin oír en los medios de comunicación a gran escala, emisiones (no de argumentario medido, no de cinismo, no de estrategia, no de pragmatismo, sino) que contengan y conformen deseos más allá del máximo-interés, la máxima-competitividad y el máximo-rendimiento, y que, además, estén sostenidas por algo así como políticas (de usos culturales), que a algunas nos ha traído un montón de alegría que un tipo no sólo diga sino que haga / cante unas cuantas cosas sencillas pero muy precisas: que se puede no querer todo el dinero del mundo y por supuesto aborrecer la escasez y a la vez desear y practicar el lujo que nos sea posible, que hay una diferencia entre las escuchas reales y las que no lo son -aunque lo sean- que tiene que ver con cuánto del canal no es (también) dinero, que no todo es macroestructura y, por lo tanto, no todo es comprensión correcta de la macroestructura para una astuta inversión de la que (es una fantasía) salir indemne: que sí que que hay un microinterior todavía sensible y no del todo abstraído-absorbido de las obras (estético), las escenas (político), las vidas (ético) que hacemos, en cuyo intersticio, para mí, cabe aún el deseo de algo otro aquí ahora: algo mejor: algo vivible. El máximo interés, el máximo rendimiento, la máxima competición son invivibles. Por ahí es a eso a lo que, a estas alturas del todo-dinero global, podríamos también llamar valores underground, y hasta contraculturales, ya suceda la cosa en una nave secreta o en el primavera sound. Este párrafo suena muy denso y un poco mal hilado, como la alegría rara, pero espero que quede matisaó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leyéndo desde la ciudad de 'las tres (o cuatro) culturas', pienso que también no sólo en esos valores, subculturales o contra, habría posible... como si, matemáticas de dios en ese matiz también. Una vieja pero siempre nueva forma de dar y de tener sonando sucio para volver brillante, exactamente como dices, pero en virtud de una palabra redivina, que es la precisión toda ella, que no es cosa cultural, sino teonómica. (Yung, mirando arriba y abajo a la vez https://www.youtube.com/watch?v=794s2g4HJJ8 ) Quizá esa rareza precisamente, tan precisa, de la alegría con la que alguien escribe, y con la que alguien lee. (((( Ya me perdonarás, llevo días rodeado de cuerpos santos, empozoñados de amor, febriles, flameantes, costras que se licuan un segundo al año, huellas del antiguo avatar del sujeto del siglo sobre una piedra oscura, manoseada por todas las personas, da igual quienes... esplendor que deslumbra el viril custodiado por miles de kilos de oro suramericano, justo enfrente ))))

maría salgado dijo...

hola,

no sé por qué no me llegó aviso de este comentario y se me pasó. Gracias por escribir. La veta redivina no la acabo de ver... no sé. Me gusta mucho el vídeo del concierto en el ochoymedio. Ya no estarás en la ciudad de las tres/cuatro culturas, si no en el monte, imagino. Te mando muchos abrazos,

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