el desorden de los afectos que enferma a Europa. No odiar lo suficiente a la mierda de gente que se quiere se respeta y se conoce con tanta nitidez allá en lo alto. No poder siquiera imaginar la justicia, la igualdad, un poco de reparto. El odio y el deseo tan atrofiados y tan desorientados. Ojalá pudiéramos desear e imaginar alianzas sencillas en vez de gastarnos en atender a la comprensión de la estrategia, la interpretación y el subtexto de pactos complejos. Una alianza muy sencilla ha sido siempre por ejemplo: Rey contra Pueblo
11.3.16
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