en
la entrada "telegrama hoy" del día 12 de julio apareció un comentario que no respondí pero quería anotar aquí:
"Anónimo
dijo... leyendo el telegrama me acordé de:
"se antoja mucho más difícil
crear mitos de revuelta basándose en las contradicciones y en los
claroscuros. La revuelta parece necesitar de narraciones heroicas puras y
simples. ¿Puede existir una figura heroica más parecida a nosotros,
comunes mortales, con nuestra carga de contradicciones, miedos y
titubeos? Según Tolkien, por ejemplo, sí. Su respuesta literaria son los
Hobbits. Hombres comunes que son capaces de responder a la llamada de
la acción porque carecen precisamente de toda prosopopeya heroica. Y sin
embargo son héroes a todos los efectos, también (y acaso justamente por
eso) porque tienen bien presente que el fracaso es posible. Héroes en
la Tierra Media y héroes en nuestro imaginario contemporáneo. Por lo
tanto, quizás tenga sentido trabajar en esta dirección
http://blogs.publico.es/fueradelugar/2494/los-gestos-pasan-las-historias-quedan"
>>> estoy de acuerdo en que resulta
prácticamente imposible una narrativa de revuelta que se base en las
contradicciones y claroscuros de las derrotas y victorias,*/*, pero ¿cómo es una narrativa del hombrecomún? No he leído a Tolkien ni he visto las películas de hobbits, por lo que mis preguntas se basan en una vaga suposición, tal vez equivocada, sobre este tipo de no-héroes: si nada los /va a/diferencia/r del resto, ¿cómo es que va a comenzar su relato colectivo o individual? Si los tres hermanos no dejan la casa de sus padres, ¿hay cuento? No me refiero a que la diferencia lxs tenga que identificar como UNOs enteros y verdaderos que van y ganan o fundan casas o equis, sino que tiene que diferenciarlxs como cualquieras que para ser (perder o ganar) tienen que salir de casa e irse lejos y luego quizás, ¿regresar? ¿no regresar? ¿darse la vuelta? sin ser lxs mismxs que no / eran. Hablo de subjetivaciones, claro, en las que tiene que haber una violencia y una ruptura, no sé si como previos o como efectos de la revuelta, pero sí como imprescindibles para que esta exista efectivamente, desde luego para que exista el relato, para que no sea una reproducción, ¿no? Pero no política de la identidad; sino, quizás, de la contracultura... O tal vez la cosa consista sólo en asumir que para cualquiera la diferencia se da también a cada rato en cada acción - de ahí que haya buenísimos relatos en sujetos de lo más inesperado... quizás está muy emborronado lo que digo, y ya lo siento, porque la cosa de verdad me interesa - tal vez por eso