26.10.08

conclusiones de una cena de sueño

Anoche cenamos sueño J, mme h y yo, estábamos muy cansados. Hablamos de los secretos.

Concluimos que: la condición del secreto consiste en su relación con el porteador. Un secreto-al-portador, prêt a porter, pesa o resulta insoportable en función de su precio y su hechura en el cuerpo de quien lo viste y paga.

J dijo que lo terrorífico del secreto es que rompe la imagen que uno tiene públicamente de sí mismo. Si se supiera el secreto, por tanto, no se sabría de ti: el secreto te desplazaría.

MMEH dijo que, por confiar en la bondad de los desconocidos, sólo a estos de verdad les relatas el secreto. Compañeros de autobús, gente en las estaciones, solitarios de barra. Convinimos que este gesto que transforma la cortesía en intimidad parece anglosajón pero sucede anywhere.

Yo pensé en los secretos no prohibidos ni trágicos, pero tan privados que apenas se pueden hablar. Por ser secretos, no obstante, sólo quieren ser hablados, sólo se quiere hablar de ellos. ¿Y qué dices si ni siquiera puedes decir por qué qué cómo? Intimidad dentro de la intimidad, metaintimidad, secretos secretos, amor secreto al amor, tristeza avergonzada de estar triste, nostalgia sin objeto, una vez que no estuviste-ni dijiste-ni hiciste, una hache muda, un chiste que no tiene excesiva gracia, pero que por dentro te desternilla, ¿se dice así?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El secreto siempre hace culpable a quien lo tiene. Uno por haber ido a buscarlo. Y dos porque tendrá que soltarlo. Es como una castaña caliente entre las manos.




child in time

Isi dijo...

Los secretos son de muchos colores y de muchas formas pero generalmente se pueden distinguir tres grupos. Por un lado están los que otros no te pueden decir; son ajenos pero proyectan su sombra en la cara de aquellos que los ocultan. Por otro lado están los que te han confiado, que son inmigrantes y hacen que te pique la punta de la lengua. Y por último están los propios, que te crecen (de) dentro y forman su propio ecosistema en el que nacen, a veces se reproducen, casi nunca se dicen y muchas veces mueren.
Lo más curioso es que los secretos tienen una vida y una personalidad dinámica y, como son inquietos, están siempre cambiando secretamente de grupo.