28.6.23

 

La Joaqui y Yung Beef cómo hablan de bonito y de inteligente, qué inteligencia tan fuerte y tan de la época, y qué poco que se oyen por ahí reflexiones así de lúcidas sobre la vida, cómo se nota que tienen una y no un simulacro de una. Formas de vida hacen falta para cambiar la vida. Cambiar la vida podría ser otro nombre de lo que el Orgullo solía celebrar un día como hoy, 28 de junio; y el "yo no me voy a calmar nunca" de yb en su entrevista podría hacer hoy de grandísimo lema. 

7.6.23

"Esta concepción del compromiso se inscribe de manera más profunda en la existencia. Pero no en la existencia individual. Las dimensiones existenciales profundas no se reducen a la identidad individual, sino que constituyen las condiciones mismas de la posibilidad de poseer una identidad. Estamos tejidos y producidos por  medio de los vínculos que nos comprometen, de modo que las dimensiones de tales compromisos extraen su fuerza y su raíz de las capas intensivas en las que la identidad individual no existe. Esas dimensiones pertenecen al común, del cual nosotros somos simplemente los pliegues y los modos. En esas profundidades pre-subjetivas y pre-personales, los humanos encuentran la fuerza de crear, de resistir, de imaginar y de amar. Así que, paradójicamente, cabe decir que las fuerzas más íntimas pertenecen también al común (de lo social, de la historia, de la cultura, del medio ambiente). Gracias a estas fuerzas, la época existe en cuanto tal: un artista, un investigador, un amante, un resistente están atravesados continuamente por ellas; así que cuanto más participe uno en las singularidades o en los procesos de liberación, de creación, más relacionado estará con esas dimensiones no personales. Y de manera recíproca, cuanto más se limite a sus pequeñas dimensiones personales menos existirá, en el sentido de que estará menos presente en los procesos de potencia y de libertad.  La posibilidad de crear, de resistir y de amar, sólo es posible a condición de experimentar previamente tales dimensiones de lo común. Ello es así debido a un aspecto importante, según el cual el compromiso no atañe solamente a las opiniones o a una militancia no "profesionalizada" sino a la relación existencial que los grupos y los individuos poseen y desarrollan en el conjunto de la vida, en situaciones concretas. El compromiso se arraiga en los vínculos "ontológicos", aquellos que son reales y sin embargo no opcionales, más que en los acuerdos  o desacuerdos conscientes que se pueden tener respecto a tal o cual realidad: es decir, el compromiso se arraiga en las condiciones que permiten la existencia real."

Miguel Benasayag y Angélique del Rey, El compromiso en una época oscura, Tierradenadie ediciones, 2014; pp. 87-88.