"Esta concepción del compromiso se inscribe de manera más profunda en la existencia. Pero no en la existencia individual. Las dimensiones existenciales profundas no se reducen a la identidad individual, sino que constituyen las condiciones mismas de la posibilidad de poseer una identidad. Estamos tejidos y producidos por medio de los vínculos que nos comprometen, de modo que las dimensiones de tales compromisos extraen su fuerza y su raíz de las capas intensivas en las que la identidad individual no existe. Esas dimensiones pertenecen al común, del cual nosotros somos simplemente los pliegues y los modos. En esas profundidades pre-subjetivas y pre-personales, los humanos encuentran la fuerza de crear, de resistir, de imaginar y de amar. Así que, paradójicamente, cabe decir que las fuerzas más íntimas pertenecen también al común (de lo social, de la historia, de la cultura, del medio ambiente). Gracias a estas fuerzas, la época existe en cuanto tal: un artista, un investigador, un amante, un resistente están atravesados continuamente por ellas; así que cuanto más participe uno en las singularidades o en los procesos de liberación, de creación, más relacionado estará con esas dimensiones no personales. Y de manera recíproca, cuanto más se limite a sus pequeñas dimensiones personales menos existirá, en el sentido de que estará menos presente en los procesos de potencia y de libertad. La posibilidad de crear, de resistir y de amar, sólo es posible a condición de experimentar previamente tales dimensiones de lo común. Ello es así debido a un aspecto importante, según el cual el compromiso no atañe solamente a las opiniones o a una militancia no "profesionalizada" sino a la relación existencial que los grupos y los individuos poseen y desarrollan en el conjunto de la vida, en situaciones concretas. El compromiso se arraiga en los vínculos "ontológicos", aquellos que son reales y sin embargo no opcionales, más que en los acuerdos o desacuerdos conscientes que se pueden tener respecto a tal o cual realidad: es decir, el compromiso se arraiga en las condiciones que permiten la existencia real."
Miguel Benasayag y Angélique del Rey, El compromiso en una época oscura, Tierradenadie ediciones, 2014; pp. 87-88.